“Club de niños unidos” se llamaba el primer club del que tengo memoria. Mi hermanito y yo vivíamos en una calle de tierra cortada por el ferrocarril y un poderoso cerco de durmientes de quebracho y hierro que impedía el paso hacia la zona de los rieles. Justo en el fondo y en el medio de la calle había un grifo público y una fuente adonde acudían los vecinos a proveerse de agua buena. Ese sector de la calle tendría unos 25 metros y era la “sede social” del club, como su nombre lo indicaba, formado por niños unidos, cuya “visión” era pasar lindos ratos, jugar con nada, o al trompo o a las bolitas. La “misión” era ser unidos, amigos y portarnos bien bajo la tutela de nuestra presidente, la Nonna, la única otra persona, aparte de nuestra familia, que vivía en ese trozo de calle.

Podríamos decir que, así como sobre gustos, sobre clubes no hay nada escrito. Cada preferencia es única, y cada club también. A lo largo de mi vida fui miembro de varios clubes, cada uno con su propia identidad y su propio sitio en el cajón de mis recuerdos. Hoy, mi club es el COA de mi región, tan único y tan singular como aquel primer club de mi infancia de provincia. Hoy, mi club es el Club de Observadores de Aves Verdón Madariaga, COA Verdón Madariaga, que alude a la región que nos brinda sus increíblemente ricos ambientes preservados, pero también, y nos une el ave, a las regiones vecinas, Pinamar, Villa Gesell, Mar de Ajó, caminos rurales de Lavalle, La Costa; en los alrededores donde haya aves, allí estamos en casa. El objetivo de los COA es la conservación de las aves y sus ambientes a través de la observación, la educación ambiental, la incidencia en políticas públicas, la lucha contra el tráfico de fauna y la protección de las áreas de importancia para la conservación de las aves. Organizamos y participamos de encuentros locales y regionales y desarrollamos la agenda ambiental de nuestras localidades. Quien quiera hacer algo bien concreto por las aves y sus ambientes, que se acerque al COA de su región; en esta región, a nuestro COA, en Facebook, Instagram o por correo electrónico a coa.madariaga@avesargentinas.org.ar.

Este club tiene tan sólo medio año de vida, pero fue tiempo suficiente para inspirar un aire nuevo al número 13 de Silencio en la Costa, la original producción gráfica dirigida por Muriel Fraga que este año vuela alto junto a las aves del Partido de Pinamar. También alcanzó el tiempo para un Encuentro Regional sobre Aves y sus Ambientes en la Casa de la Cultura de Gral. Madariaga, con colaboradores desde Villa Gesell hasta Mar de Ajó, el auspicio de la Dirección de Turismo de General Madariaga y Aves Argentinas. También fue suficiente para impulsar la flamante Ordenanza 5344/18 sobre la prohibición de vender en todo el partido gomeras, resorteras y tramperas, que fue votada hace unos pocos días por unanimidad en el Honorable Concejo Deliberante de Pinamar. Esta iniciativa fue avalada por Aves Argentinas y Fundación Vida Silvestre. Y ya se avizoran planes para 2019 porque, como en aquel club de barrio, ya no solamente estamos unidos un grupo de niños, sino de gente de todas las edades en pro de la vida sana, el bienestar, el cuidado del ambiente y la salud de las personas.