Ser protagonistas del cuidado para promover la paz

Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

La llegada de un nuevo año ha estado, más que nunca, plagada de innumerables signos de pregunta y demasiado pocas certezas.

El rebrote pandémico, por un lado, estira los plazos en el calendario 2021 para el comienzo de una nueva normalidad en todos los rincones del planeta, en tanto los valores relacionados con los principios de equidad social y la ética que debe guiar la conducta humana, por otro, se encuentran en plena revulsión.

En nuestra Argentina, la pobreza ha venido creciendo en forma inusitada, en el marco de una economía que ya antes de las cuarentenas que signaron 2020 traía su propia dinámica recesiva, con una inflación que arrasa con los ingresos dentro de los hogares y una sistemática destrucción de los puestos de trabajo.

No se avizora vacuna en la cual esperanzarse, como sucede con el coronavirus, ni se cuenta con una clase dirigente que demuestre estar a la altura de tan difícil trance.

La reciente votación de ley de interrupción del embarazo con que el Congreso de la Nación cerró el año dejó expuesto el flagrante contraste entre los que declaman acerca del cuidado y el servicio a la vida y los que efectivamente militan, con firmeza y pasión, en su auténtica defensa, sin distinción de credos.

En tal sentido, la oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina transmitió el reconocimiento “a cada argentina y a cada argentino; también a los diputados y senadores que valientemente se han manifestado a favor del cuidado de toda la vida”.

E hizo votos, pese al revés legislativo, para defenderlo siempre, sin claudicaciones. Que nos haga “capaces de construir una Nación justa y solidaria, donde nadie sea descartado y en la que se pueda vivir una verdadera cultura del encuentro”.

Enumera el comunicado que firma el director de la Oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina, Pbro. Máximo Jurcinovic, como auténticas prioridades que requieren urgente atención: “los niños y niñas que viven en la pobreza en cantidad cada vez más alarmante, el abandono de la escolaridad por parte de muchos de ellos, la apremiante pandemia del hambre y la desocupación que afecta a numerosas familias, así como la dramática situación de los jubilados, que se ven vulnerados en sus derechos una vez más”.

El verbo “cuidar” es el que se impone en tales circunstancias: para las vulnerabilidades, la salud y las acechanzas que se multiplican. “Cuidate”, que se convirtió en una muletilla del saludo, lleva implícita otra exhortación: “Cuidame”.

El tradicional Mensaje de la Paz para el año 2021 pronunciado por el Papa sitúa la necesidad del cuidado en primer plano.

No sólo comprende el aspecto sanitario. El obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, recordó que, en los últimos años, Francisco “viene utilizando el verbo cuidar aplicado a diferentes realidades. Tal vez la más evidente es el del cuidado de la Casa Común en la Encíclica Laudato si’, donde se ha referido no sólo a la cuestión ecológica sino también a lo vincular y al cuidado especial hacia los más indefensos”. Sin olvidar las implicaciones familiares, comunitarias o sociales que conlleva.

Mestre hizo hincapié, también, en la importancia de la segunda parte del mensaje papal, en la cual el verbo cuidar “adquiere una dimensión educativa que nos lleva a pensar en cada uno de los ámbitos de nuestra vida como pequeñas escuelas en las que realmente podemos promover la paz”.