“Todo nuestro poder radica en el poder de Dios”

Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz.

En el cuarto y último domingo de Adviento, el obispo Gabriel Mestre volvió sobre el texto evangélico del relato de la Anunciación en Lucas, que ya había abordado el pasado 8 de diciembre, en el marco de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.

Invocó tres expresiones: “no temas”, “cómo puede ser” y “no hay nada imposible”. Se refirió, en primer término, al miedo, incertidumbre, zozobra y desesperanza que campearon durante este año de pandemia.

El cómo tiene que ver con la pregunta que nos hacemos en torno de la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, la paz y la guerra, la unión y la división, la alegría y la tristeza.

Y en tercer lugar, instó a entender de corazón que “donde todo parece perdido, donde todo parece terminarse, Dios irrumpe y cambia de raíz aquello que parecía no tener solución: todo nuestro poder radica en el poder de Dios”.

La media sanción que dio la Cámara de Diputados de la Nación a la legalización del aborto fue interpretada por el sector de la sociedad que apoya el derecho individual a disponer de una vida humana como la antesala de un triunfo que, descuentan, será avalado por el Senado antes de fin de año.

Sin embargo, la última palabra no está dicha y la ilusión de que no prosperará esa iniciativa trasciende las especulaciones en torno de los votos “verdes” que tejen en el recinto parlamentario.

La misa de vigilia nocturna en la medianoche de la celebración del nacimiento de Jesús estuvo enmarcada en las restricciones inmanentes al distanciamiento social aún vigente.

De todos modos, se mantuvo el espíritu que guió a la iniciativa del papa Sixto III, instaurada en el siglo V, de esperar el arribo del Mesías en el ‘ad galli cantus’ (al canto del gallo).

Según las antiguas tradiciones romanas, el nuevo día, o la Navidad, comenzaba precisamente en la medianoche con el canto del gallo.

En la Solemnidad de la Natividad del Señor, el papa Francisco presidió en la Basílica de San Pedro la Santa Misa del Gallo, y el 25 dirigió a mediodía su Bendición “Urbi et Orbi”, a la ciudad y al mundo.

Para el jueves 31 de diciembre está prevista la celebración, en la Basílica Vaticana, de las Primeras vísperas y el Te Deum en acción de gracias del año que concluye.

En tanto, en Pinamar, una vez distribuidas las cajas navideñas en los hogares menos pudientes, celebramos un gran acontecimiento: fue ordenado sacerdote el diácono madariaguense Juan Pablo Arrachea.