Por Maria Cristina Murray
Magister en Desarrollo Turístico Sustentable.
Alguna vez escuche decir que tenemos el derecho a ser iguales cuando las diferencias nos inferiorizan y a ser distintos cuando la igualdad nos generaliza.
A la mayoría de las personas le gusta la playa. El verano es el tiempo en que se disfruta al aire libre, jugando en la arena, entrando al mar a luchar con las olas, o disfrutar simplemente de asolearnos, leer un buen libro o comer en la playa. Los balnearios se preparan para recibir esa oleada de turistas ansiosos por acceder a los beneficios que le brindan los servicios turísticos en destino.
Otra parte de la demanda turística también quisiera estar allí pero no se anima, tiene tiempo libre y dinero pero no sabe si será bien recibido, si los servicios turísticos estarán preparados para atenderlos. Son las personas con discapacidad (PCD), el sector de demanda olvidada por la mayoría de los destinos turísticos. Son los que reclaman su derecho al ocio, a viajar y a disfrutar con su familia y amigos de los placeres que guardan los destinos de sol y playa.
“La discapacidad es natural. Debemos dejar de creer que las discapacidades hacen que una persona deje de hacer algo. Tener una discapacidad no me impide hacer cualquier cosa” Benjamín Snow, actor y escritor con parálisis cerebral
Personas con discapacidad hubo en todas las épocas y en todos los países, lo que se modificó fue el trato que se les dispensaba. En la antigüedad se prescindía de ellas al nacer porque se consideraba que no serían capaces de cumplir un rol útil en esa sociedad. En épocas más actuales hemos pasado de considerarlos enfermos dignos de compasión a seres humanos en igualdad de derechos que otros individuos de la misma especie.
La Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial publicaron en el 2011 el “1er Informe Mundial sobre Discapacidad” donde se expresa que existen en el mundo más de mil millones de personas con discapacidad, un 15 % de la población mundial. A ello se suma el envejecimiento de la población puesto que las personas de más de 60 años alcanzan la cifra de 650 millones y se calcula que en 2050 llegará a 2000 millones
Si bien es importante conocer estas cifras, no menos importante es conocer los derechos conseguidos a través de estos últimos años y presentes en normas internacionales y nacionales. Los primeros derechos reconocidos para las PCD fueron los civiles y políticos. En una segunda generación llegaron los derechos a la educación, al trabajo, y a la salud, entre otros. Por último aparecieron los que impulsan el desarrollo de la personalidad y la calidad de vida de ese colectivo social. Aquí están representados el derecho al ocio, a los viajes y al turismo. En las sociedades modernas los viajes por turismo ocupan un lugar fundamental como elemento del bienestar y la calidad de vida de las personas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2001), se considera que la discapacidad es toda limitación en la actividad y restricción en la participación, originada en la interacción entre la persona con una condición de salud y los factores contextuales (entorno físico, humano, actitudinal y sociopolítico), para desenvolverse en su vida cotidiana, dentro de su entorno físico y social, según su sexo y edad.
La accesibilidad en los servicios turísticos tiene que ver con reducir esos factores contextuales. Es importante remarcar que la accesibilidad en la prestación de servicios va más allá de las barreras arquitectónicas que puedan encontrar las personas con discapacidad ya que también existen barreras sociales, para las que se requiere capacitar a los recursos humanos a fin de brindar un turismo de calidad y evitar la creación de nuevas barreras.
La pandemia ha detenido el funcionamiento del sistema turístico con las catastróficas consecuencias que trajo para las empresas y centros turísticos. Hoy estamos en tiempo de asimilación del abrupto cambio provocado por circunstancias ajenas a nuestra actividad, y también en tiempo de repensar nuestras prácticas turísticas a la luz de integrar nuevos colectivos sociales deseosos de viajar y conocernos.
¿Estamos preparados? Desde la Secretaria de Turismo de Pinamar se ha puesto en marcha un Taller de Sensibilización para concientizar sobre la accesibilidad en los servicios turísticos, entender en las necesidades de las PCD al viajar, y en saber comunicar una imagen de empresa/destino socialmente responsable y abierta al turismo inclusivo.
La inclusión es una búsqueda interminable de formas más adecuadas de responder a la diversidad. Es aprender a convivir con la diferencia y de aprender a aprender de la diferencia. Ainscow (2003)