Un barrilete puede ser un mensaje al cielo

Luego de armar varios barriletes, probar los tiros y sumarles la cola, los mayores volvieron a ser niños, de la mano de sus hijos, nietos y sobrinos. La movida tuvo un fin altruista: lograr que una norma para tratar el autismo sea reglamentada. Durante la jornada se presentaron bicicletas adaptadas.

El domingo 28 de octubre se llevó a cabo la primera Barrileteada Nacional Bajo un cielo azul, con el objetivo de informar y concientizar a la sociedad sobre los trastornos del espectro autista del sistema nervioso en grandes y chicos y para solicitar la reglamentación de la Ley 27.043, que fue promulgada en 2014.

Este evento fue impulsado a nivel nacional por el médico pediatra Rubén Sosa, quien se desempeña en la ex Casa Cuna de Buenos Aires y desde 1994 organiza diversas actividades con el fin de promover los buenos hábitos y la solidaridad.

Lo cierto es que la actividad se realizó al unísono, a las 15, en todo el país y en Pinamar se replicó, con su tono particular y con la idiosincrasia de su gente.

“Estaba con la gente y todo lo demás y, en un momento en que levanté la mirada al cielo, no lo podía creer. Primero, con el miedo de saber cómo la gente vivió la convocatoria, de lo que habíamos dicho desde un principio como inclusión, el hablar de la reglamentación de la ley, de hablar de la detección temprana de la condición. La verdad es que la mayoría de la gente sabía a qué venía. Hubo quienes venían de Buenos Aires y pensaron que acá no se hacía y, cuando vieron que sí, se emocionaron. Hubo mucha emoción en el ambiente. Especialmente, en lo personal, hubo gente muy amable y respetuosa”, dice Natalia Aguirre al recordar el momento en que los barriletes les quitaron por un rato el protagonismo a la playa y a las olas.

Es que la actividad fue profunda y emocionante, pero respetuosa y familiar a la vez. Mucha gente atraída por el colorido y la curiosidad se sumó sin estar inmera en la problemática, quizás por entender que hay temas que son de todos, sin necesidad de que uno esté involucrado de alguna manera.

Muchos aprovecharon para sacar fotos sin darse cuenta de que en muchas de ellas, además de las imágenes de los barriletes azules recortados en el cielo, hay rostros de mirada dulce, gente grande que recordó otros tiempos y caras de pibes que no sabían del encanto de remontar un barrilete a poco de haberlo armado.

Mucha gente adhirió a la campaña. Otros fueron testigos del rodaje de la última escena de Potuto, la película pinamarense. Algunos disfrutaron de las primeras bicicletas adaptadas.

Cerca de 250 personas, se agolparon en Bunge y Avenida del Mar, y disfrutaron el momento.

La gente de Compromiso, Amor y Protección (CAP) estaba muy contenta y pensando en las actividades que se vienen, quizás una kermesse o un taller donde el eje sea la inclusión.

Natalia hace un esfuerzo por recordar la mayor cantidad de nombres de padres y chicos, aunque son más de 80, y más allá de su buena voluntad está su deseo de reconocer y no olvidarse de nadie, pero están y estuvieron, sin rangos ni cargos jerárquicos, sumando con su esfuerzo para lograr el reconocimiento de la situación.

Con esta jornada se procura la reglamentación de la ley, lograr la inclusión social y la detección temprana antes de los 18 meses, una forma válida de atacar el autismo y morigerar sus efectos.