Un festival con brillo propio

Es una de las etapas previas al largometraje, en muchos casos el apoyo económico es casi inexistente, pero los cortos siguen adelante reflejando el momento, dando testimonio y siendo el espejo de la particular realidad nacional. Durante tres días, los realizadores vivieron su fiesta.

La vereda y el acceso al Teatro de la Torre estuvieron colmados de gente, mucho antes de la hora prevista en la tarde del viernes 14. Como por arte de magia, “la gente de cine” fue transformando el paisaje y las inmediaciones de Constitución y Valle Fértil. Hasta que llegó el momento en que el personal municipal “dio sala” y de a poco la colorida concurrencia se ubicó en las remozadas butacas de la sala oficial. Al principio, cruzando saludos con viejos conocidos, y luego, dándole espacio a la lógica expectativa del inicio de la muestra.

El inicio
Luego de la brillante introducción de la licenciada Liliana Escobar, fue la presidente de la Unión de Cineastas de Paso Reducido (Uncipar), Paula Sánchez, la encargada de dar comienzo a la apertura de la 40° edición de las Jornadas Argentinas e Internacionales de Cine y Video Independiente.

“Es un momento en que estoy muy honrada, muy feliz de este momento y de este punto de la historia, de este festival, de haber asumido una tarea y un compromiso que fue tomando forma durante todos estos años, de convertirnos en ventana, en una vidriera necesaria para el circuito independiente, de cumplir con un rol que nos excedió, de ser exhibidores, de ser formadores de audiencia y de hacerlo acá, en este lugar, de tener el compromiso por el lugar donde estamos parados, por este Municipio, por esta comunidad que por tercer año nos abre los brazos, con una comunidad con la que también tenemos que dialogar, con la que entendemos que están generando nuevas producciones. Lo que vamos a ver esta noche es una muestra de una producción absolutamente pinamarense y nos sentimos responsables de toda esta sinergia, con lo que pasa, con el mostrar, con el exhibir cómo nos sentimos responsables con lo que están haciendo ustedes, con lo que vienen a mostrar, con el futuro y con el pasado también, con todos los que pasaron, con todos los nombres que estuvieron y con los que están hoy acá también y que tenemos la obligación de conocer porque generamos una historia del cortometraje. Uncipar se consolidó como un festival que puso en valor un formato que merece un mercado, que merece ser distinguido como formato en sí y no como una primera instancia de realización”, fueron sus primeras palabras, interrumpidas por momentos, por los aplausos de la platea.
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Sin acartonamientos, a continuación fue el secretario de Turismo, Eduardo Isach, el encargado de dar la bienvenida.

“Recuerdo cuando, hace tres años, una persona pidió una entrevista, Martín Zeta, que me dijo que necesitaba una mano para asegurar la continuidad del festival. La verdad es que emociona ver gente que ama lo que hace porque pienso que es lo que hace falta hoy, amor y pasión por lo que se hace. Veo que le ponen todo, cómo decirles que no si estamos para eso”, reconoció el funcionario.

Luego tuvo inicio la proyección de las primeras producciones.

El cierre
El momento de mayor expectativa fue en la noche del domingo 15, donde el jurado de la competencia nacional premió a La de Messi (2017), que cuenta la historia de dos hermanitos que buscan en lo que desechan los demás para poder subsistir en un mundo muy hostil para ambos.

La noche empezó con la premiación por parte de la gente de Cinear, que eligió como mejor cortometraje nacional La Entrevista (2017), de Fermín de la Serna.

Argentores le dio la distinción de mejor guión a la comedia El Hundimiento del Titanic (2017), de Ezequiel Vega y Fernando Pérez.

La Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI), por su lado, premió a Juan Manuel Correa por su interpretación en La Trampa (2017) y a Coral Gabaglio por su actuación en Trato (2017). También se distinguió a tres por mejor fotografía: Ovum (2017), La Virgen del Agua (2017) y El Casamiento (2017), y por último, las menciones de la Asociación de Cronistas (ACCA) fueron para Ovum (2017) y Todas mis Lolas (2017) y el premio para La de Messi (2017).

El segundo puesto al mejor cortometraje fue para Bromuro de Amor (2017), de Sebastián Zayas, y el gran ganador de la noche pinamarense fue el corto de Mauro Iván Ojeda La de Messi (2017). Finalmente, el jurado del festival entregó tres menciones por todos los cortos: Ovum (2017), El Casamiento (2017) y La Unidad de Los Pájaros (2017).

Competencia Nacional
1° Premio: La de Messi, de Mauro Iván Ojeda
2° Premio: Bromuro de amor, de Sebastián Zayas
Menciones especiales: Ovum, de Luciano Blotta; El casamiento, de Juan Camardella; y La unidad de los pájaros, de Cruz Lisandro Morena

Competencia Internacional
1° Premio: Fremde, de Jonathan Behr (Alemania)
2° Premio: Pépé le morse, de Lucrèce Andrade (Francia)
1° Mención: Empty view, de Ali Zare Ghanatnowi (Irán)
2° Mención: Los aeronautas, de León Fernández (México)

Premios no oficiales
Premio Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina (ACCA)
1° Premio: La de Messi, de Mauro Iván Ojeda
Premio Asociación Directores de Fotografía (ADF): Caina Lirio de Silva Nunes, por La Virgen del agua, de Joaquín Possentini; Claudio Beiza, por Ovum, de Luciano Blotta; y Juan Camardella, por El casamiento, de Juan Camardella
Premio Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores): El hundimiento del Titanic, de Ezequiel Vega y Fernando Pérez
Premio Cine.ar: La entrevista, de Fermín de la Serna
Premio Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI): Mejor Actuación Femenina: Coral Gabaglio, por Trato, de Gisela Benenzón; y Mejor Actuación Masculina: Juan Manuel Correa, por La trampa, de Jerónimo Paz Clemente


OPINIÓN

Uncipar, sintetizado

Por Santiago Ramírez Tricoli

Es la segunda vez que asisto a las jornadas de cine que organiza la Uncipar: la primera vez fue el año pasado, como público, y este año, como prensa, para cubrir el evento.

Al llegar al teatro lo primero que percibí fue el familiar y amigable clima del evento, aunque en ningún momento me sentí parte de eso, muy probablemente porque todavía soy bastante nuevo en el tema prensa.

Junto con mi colega Raúl asistimos a la apertura del festival, que empezó una hora tarde.

Luego de un acto protocolar, como lo es cualquier apertura, comenzó la primera tanda de cortos nacionales.

Pero lo que me pareció más destacable sucedió unas horas más tarde.

Se proyectaron cortometrajes hechos en Pinamar, filmados en el marco del Taller Municipal de Cine y Realización. A pesar del evidente bajo presupuesto de estas producciones, se pudo mostrar que existe futuro para el cine local.

También se proyectaron 20 minutos del primer largometraje producido íntegramente en Pinamar, Potuto, dirigido por Pepe Cello, a estrenar en diciembre.

Se destacan la muy cuidada fotografía y las remarcables interpretaciones de los actores locales.

A pesar de estos puntos fuertes, el montaje flaquea pero, teniendo en cuenta que esta versión de 20 minutos sirve como adelanto, espero que en el corte final pueda mejorar.

El segundo día se desarrolló con total normalidad. Asistí a la segunda tanda de cortos internacionales y sucedió algo que me pareció muy divertido: uno de los jurados se durmió durante uno de los cortos. Evidentemente no le gustó.

El tercer y último día me pareció el más interesante, ya que se llevó a cabo una charla con directores que pasaron por el festival. Detallaron sus comienzos en la industria y hablaron sobre las dificultades de conseguir financiación para un largometraje.

Ese mismo día se dio el cierre del festival, otra vez empezando tarde, donde quedó casi confirmado que el año que viene el festival volverá a nuestra ciudad.

Año tras año el festival sigue demostrando que no es sólo una competencia sino que sobre todo es un encuentro donde cineastas, tanto novatos como experimentados, pueden pasar tres días juntos compartiendo historias, ideas, proyectos y consejos.

En los dos años que asistí no vi tanto público local; la mayoría siempre fue gente de la industria y entiendo perfectamente el motivo, ya que las películas exhibidas no están hechas con un fin comercial, están realizadas con la intención de crear una buena obra de arte. Esto no quiere decir que la asistencia fue baja, al contrario, fue notablemente mayor que la del año pasado.

Tampoco hubo mucha presencia de los medios locales, lo cual me pareció bastante extraño. Pero sí hubo una importante concurrencia de medios digitales especializados en cine.

Que un festival como Uncipar pueda continuar demuestra que Pinamar es una ciudad que está dispuesta a recibir al cine con los brazos abiertos, así como ocurre con otras expresiones culturales con vuelo.