Una década de esfuerzo y contención

La agrupación musical dirigida por Leo Solís cumple diez años. Además de la buena música, no son pocos los chicos que encontraron su lugar, su vocación, ejecutando un instrumento que hasta no hace mucho parecía inalcanzable.

La Orquesta Infanto-Juvenil cumple diez años y la ocasión amerita un gran festejo por tratarse de una emprendimiento que tuvo que luchar mucho para trascender y lograr el merecido reconocimiento de las autoridades, ya que los primeros cuatro años de vida la agrupación no contó con ningún apoyo oficial.

La actualidad no es más fácil, con una baja temporada y la economía nacional en caída libre: “Es un año difícil y también es difícil desde lo estructural poder organizar un festejo a la altura de lo que significan los diez años de la Orquesta Infanto-Juvenil de Pinamar, pero ahí estamos, organizándonos con mucha afluencia de alumnos. Realmente este año los chicos asisten cada vez más a la Biblioteca Popular de Ostende y eso nos pone contentos.

–¿Cómo han sido estos años de lucha?
–Han sido de mucho trabajo, diez años de superarnos día a día y de contactarnos con personas que era impensado que se diera, de traer profesionales y maestros que han venido a Pinamar, que de otra manera hubiera sido imposible; eso es un peso muy grande para nuestra comunidad. Que venga Charly García al centro de Pinamar o que venga alguno de estos personajes populares tiene un significado pero si los podemos llevar para que den una master class a los chicos de Ostende, a las comunidades más vulneradas, tiene otro tipo de peso y creo que eso es lo que logramos con músicos como Antonio Spiller, su esposa, la violinista ucraniana, con los músicos que vinieron de Europa en el encuentro, que se da esa magia de que están paseando por Argentina, los invitamos y dicen “bueno, vamos a Pinamar”, y ahí surge este encuentro con estos grandes instrumentistas.

–¿A qué atribuís esa falta de apoyo en los primeros cuatro años?
–Todo lo nuevo genera cierta sensación de sorpresa, es lo desconocido. Convengamos que la música académica para nuestra comunidad en temporada baja ha sido de un desconocimiento total. Hemos tenido los conciertos en verano de Alberto Lisi pero no estaba direccionado a nuestro público de temporada baja. Yo me acuerdo el primer concierto, hace ocho o nueve años, que fue en el Hotel del Bosque cuando vino la sinfónica de estudiantes de Mar del Plata, que eran casi 60 músicos; ese salón se llenó, y era toda gente de Pinamar y quedaron muy sorprendidos y a partir de ese momento empezó a crecer más esta inquietud por la música académica y por estos instrumentos que no se conocían tanto aquí, como el violín, la viola, el violonchelo, el contrabajo. Cuando ves a los chiquitos que pueden tocar y encarar obras, esto tiene otro peso. A partir de eso empezó a crecer y luego el Presupuesto Participativo, que nos ayudó a comprar los instrumentos; la ayuda de la Dirección de Cultura, luego, porque no hay que olvidar que nosotros empezamos como algo independiente. No teníamos la ayuda del Estado al principio, creo que durante cuatro años; años muy duros, pero el músico siempre es solidario y yo conocía de Mar del Plata, de Dolores, que venían a dar clases ad honorem pero teníamos que pagarles el viático, alguna noche en un hotel, algo de comida, hasta que en un momento Jorge Esperón decidió darnos una mano y a partir de ese momento la Dirección de Cultura nos apoyó en este proyecto y se hizo mucho más maduro y pudimos tener la clase de profesores que tenemos y el nivel de docentes que tenemos, que realmente me siento muy orgulloso porque, si no, no se podría trabajar de esta manera.

–¿La situación económica perjudica a la orquesta?
–Está mucho más complicado porque ha subido todo de precio, ni hablar de lo que son insumos y repuestos de instrumentos, las cuerdas, las resinas, los soportes, algún arco: son todas cosas que vienen de afuera y está todo muy caro. Entonces nos cuesta muchísimo reemplazar algo que se rompe.

–¿Cómo son los ensayos? ¿Se trabaja individualmente? ¿En qué momento son los ensayos con la conformación completa?
–Nosotros trabajamos hasta la mitad de año. Trabajamos los repertorios por cuerda y por separado. Cada alumno toma su clase para empezar a saber el repertorio y luego de la mitad de año hasta octubre empezamos a hacer las clases orquestales en grupo. Nosotros hemos conformado una familia muy interesante entre los profesores, los alumnos, los padres, que acompañan mucho, y esto es magnífico porque estamos en contacto y uno se olvida de sus problemas cuando interpreta, a la hora de hacer música, pero también acompañamos las necesidades aparte, esa tarea social que hacemos, que es lo que no se ve. El público ve lo artístico pero no el resto. También es la parte importante del trabajo; nosotros lo hacemos y nos gusta. Tengo profesores que son muy sensibles y, a la hora de convocarlo, para mí, tener un profesor que toque muy bien un instrumento es importante pero también que tenga la sensibilidad de poder ayudar.