Una nueva ordenanza llevaría tranquilidad a los artesanos

Todo surgió con el conflicto que devino de la feria de Bunge y Marco Polo. Esta situación da lugar a un nuevo ordenamiento donde cada feriante será responsable, sin necesidad de encolumnarse detrás de una asociación o agrupación similar.

La concejal Marcela Uhrig le dio forma a un proyecto de ordenanza que apunta a evitar los conflictos que se generan en torno a las ferias de artesanos cuando se conforman pseudo asociaciones con el aparente cometido de velar por su orden y normal funcionamiento. La práctica determina que en algunos casos estas agrupaciones son eficaces y en otros, no. La historia reciente, según lo manifestado por sus integrantes, de las feria de Bunge y Marco Polo parece ser autosuficiente y no necesita de ningún tipo de protección externa, salvo el de tener una norma que sea clara y equitativa.

“Creo que es un tema que este verano estalló en un conflicto que tuvo sus repercusiones hasta hace poco tiempo. En este punto quiero hacer un mea culpa en cuanto a la función del Estado, y es que me parece que no estuvimos a la altura, tanto el Concejo Deliberante como el Departamento Ejecutivo, de ordenar ese espacio público. Desde el año pasado estuvo pendiente una ordenanza que establezca las reglas de juego y otorgar ordenadamente los espacios para que la gente pueda trabajar. Ocurrió que el intendente firma un comodato con una asociación que termina muy cuestionada y cuya misión era ordenar y cobrar los espacios a los feriantes. Esto hizo crisis cuando hubo una acusación de que esta agrupación no tenía los papeles en regla, que cambiaba de autoridades de manera inconsulta, hasta que el conflicto llega a un punto bastante complicado”, repasa.

Es de recordar que el contexto incluía una problemática más profunda, ya que en su momento se llegó a denunciar un faltante de dinero que fue denunciado. Por otro lado, se llegó al inicio de la temporada pasada sin haber tomado una medida de solución ni haber instrumentado una norma que evite todos los conflictos.

“Por ese motivo se comenzó 2019 con la firme decisión de que antes de la mitad del año, en un par de semanas más, vamos a tener una ordenanza que establezca la figura del permisionario, o sea que cada artesano va a tener que inscribirse en un registro; va a haber una comisión fiscalizadora que evalúe el producto que elabora, si es artesanal, si encuadra dentro de lo que es de buena calidad para una feria en Pinamar o en Valeria del Mar. Por ahora nombro esas dos porque son las que existen, pero la ordenanza creo que va a establecer que pueda haber una por localidad”, describe.

La futura ordenanza, según trascendió, fijará el horario de funcionamiento y la forma en que se construirán los puestos, de manera tal de tener un orden seguro y visualmente placentero, en armonía con el paisaje. El criterio es que sea un paseo, tanto para locales como para turistas. Otro de los ítems a considerar es que no haya competencia entre los artesanos.

La feria no deja de ser un atractivo, ya que no es necesario comprar sino que el solo hecho de recorrer el espacio se convierte en un momento apto para la familia que busca expansión y deleitarse con este tipo de expresiones artísticas.