Zoonosis

Por Amanda Paulos. Bióloga, docente, guía de naturaleza

En nuestra ciudad, cuando hablamos de zoonosis en lo primero en que pensamos es en un centro de vacunaciones y castraciones gratuitas, así como de adopción responsable de mascotas. Sin embargo, la palabra representa mucho más que eso. Las zoonosis, así, en plural, son enfermedades. Éstas se transmiten directamente entre animales o de los animales a los seres humanos a través de medios como el aire, el agua, picaduras o saliva.

A los animales que transmiten los patógenos que ocasionan estas enfermedades se los conoce como vectores, entre ellos están los parásitos, que pasan de una persona o de un animal infectados a otra y que ocasionan enfermedades graves en el ser humano. Estas enfermedades son más frecuentes en lugares con problemas de acceso al agua potable y al saneamiento. Los vectores son organismos vivos que pueden transmitir enfermedades infecciosas entre personas, o de animales a personas. Muchos de esos vectores son insectos hematófagos (chupadores de sangre) que ingieren los microorganismos patógenos junto con la sangre de un portador infectado (persona o animal) y posteriormente los inoculan a un nuevo portador al ingerir su sangre. Los mosquitos son los vectores de enfermedades mejor conocidos, también las garrapatas, las moscas, los flebótomos (pequeños insectos, 2 a 4mm, que resultan perjudiciales tanto para los animales como para el ser humano en muchas zonas rurales), las pulgas, los triatominos (vinchuca) y algunos caracoles de agua dulce también. En todo el mundo se registran cada año más de 700.000 muertes como consecuencia de enfermedades transmitidas por vectores, en su totalidad insectos y gusanos. Ellas son el paludismo, el dengue, la esquistosomiasis (una enfermedad parasitaria producida por gusanos), la tripanosomiasis africana humana (se transmiten al ser humano por la picadura de la mosca tsetsé), la leishmaniasis (infección provocada por un parásito transmitido por el mosquito flebótomo), la enfermedad de Chagas (transmitida por la vinchuca), la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa (una virosis transmitida por mosquitos) y la oncocercosis (una parasitosis del hombre causada por un gusano nematodo que afecta la piel y los ojos, llegando a producir ceguera).

Los trasnsmisores de estas enfermedades son, en su totalidad, insectos y gusanos, la dieta preferida del 99% de las aves del mundo. Conclusión: las aves, sean del tamaño y tipo que sean, no son sólo seres hermosos que deleitan nuestros sentidos con sus colores y/o sus trinos. Las aves son agentes sanitarios de primer orden, agentes sanitarios biológicos, que consumen en conjunto toneladas de insectos, gusanos, artrópodos varios, arañas y otros animalitos potencialmente peligrosos para el hombre. Las aves se merecen la protección que les otorgan las leyes. Es por nuestro propio bien no sacarlas del ambiente en el que ellas viven y el cual comparten con nosotros. Es por el bien de nuestra propia salud. ¿Hay una razón más valedera?